La plasticidad del sistema nervioso y su capacidad para reorganizar
sus funciones no deja de
sorprendernos. Ahora, un reciente estudio ha puesto de manifiesto que mediante una técnica relativamente sencilla, la terapia en espejo, es posible activar los circuitos motores cerebrales afectados después del ictus y, a medio plazo, mejorar la fuerza perdida.
La investigación se realizó sobre 31 pacientes que padecían un déficit motor grave del brazo a causa de un ictus sufrido hacía más de seis meses. Fueron divididos entre un grupo experimental (n = 15) y un grupo control (n = 16). Todos los pacientes fueron sometidos a 24 sesiones de rehabilitación, de 45 minutos cada una, que incluían terapia de espejo (grupo experimental) o movilización pasiva (grupo control), tres días a la semana. Los participantes fueron analizados con el Wolf Motor Function Test, el Fugl-Meyer Assessment y el Nottingham Sensory Assessment.
Después de 24 sesiones, todos los pacientes recuperaron cierto grado de movilidad del miembro superior y, los que se sometieron a la terapia en espejo mejoraron la sensibilidad del brazo, en especial la sensación de tacto y presión.
Con técnicas de neuroimagen se ha demostrado que la terapia en espejo es capaz de activar los circuitos motores cerebrales afectados después del ictus y, a medio plazo, mejora la fuerza perdida. Hasta la fecha no se había demostrado su eficacia en pacientes crónicos, más de seis meses después del ictus, con déficits graves.
Fuentes: Revista de Neurología, [Eur J Phys Rehabil Med 2016]
Colomer C, Noé E, Llorens R